Me despertó un sonido constante y ensordecedor que provenía de la escalera. Parecía el zumbido de una aspiradora gigante. Salí al patio en camisón. Allí estaba mi vecina Ana, una joven morena de expresión seria que también llevaba puesto el pijama todavía. Observaba perpleja a uno de los atractivos mozos que limpiaban el rellano con las últimas tecnologías.
- ¿Quien es ése? ¿Y Cristina? -exclamé- Ahora eres tú la presidenta, ¿no?
- No. Te has perdido muchas cosas con lo de tu operación. ¿Te pongo al día?
- Sí, por favor.
- Tenemos nuevo vecino, se compró el 4º derecha.
- Sísisisis, eso lo sé. Lanza lechuzas cuando tiende.
- Emm... Mejor no pregunto. Sigo. Me tenía que haber quedado yo de presi pero al entrar él pues se queda automáticamente con el cargo, ya sabes que eso funciona así.
- Ahá... ¿Y?
- Pues el tipo está zumbado, es un snob de cuidado. Ha cambiado todo, el gestor, la administración, nuevas derramas... Tendremos que pagar bastante más cada mes.
- ¿Y encima ha despedido a nuestra señora de la limpieza de siempre?
- Sí.
- ¿A mi Cristinica? ¿Con lo apurada que va de dinero? ¿Sin tiempo para buscar otra cosa ni nada?
- Sí.
- Y para compensar nos trae a los boys-to-men versión porno-chacho, ¿es así?
- ¡Jajajaja! Sí, es así.
- Muy bien. Voy a hablar con él.
- ¡Nooo! Me lo temía. Si ya le pedimos que no la despidiese y no nos hizo ni puñetero caso, no te compliques Tam...
- Bueno, voy de todos modos. Tengo que devolverle un calcetín del BarÇa.
¡Despedirla de un día para otro! ¡Qué crueldad! Una señora mayor, viuda, con graves problemas familiares que se mata a fregar escaleras para darle todo a sus nietos, ¡es que me hervía la sangre! ¿Que no hace caso? Subí directa al 4º hecha una furia.
¡Ding doonng!
Al oír el ruido de la cerradura, recordé de pronto el camisón disney, las pantunflas de flores y los pelos de bruja. Demasiado tarde.
- Buenos días, vecina del 3º izquierda hasta ahora desconocida. Me han hablado de tí. ¿Vienes a devolverme el calcetín?
Genial. También eso se me había olvidado.
- Pues, emm... Bueno, en realidad... -¡suéltalo Tam, sueltalo!- Me parece fatal que hayas despedido así a la Sra. Cristina, no sé si estás al corriente de los motivos por los que la contratamos per...
- ¡Ah, sí! Ya me advirtieron que estábais muy unidas y que te ibas a enfadar, sí. Eso también me lo dijeron. Pero le pagabas más de lo que merecía, era muy lenta limpiando.
- A ver, para empezar yo no no soy quien para juzgar quien merece más o menos. Ella es mayor y necesita este trabaj...
- Tam, Tam, Tam... Tranquilízate.
- Si me vuelves a cortar en medio de una frase vas a conocerme nerviosa y no te voy a gustar.
- Escucha, Tam -adquiere ese tono paternalista detestable- En la vida no te puedes regir por la sentimentalidad. Cuando hay que tomar decisiones importantes, debe emplear uno la racionalidad y...
- ¿Perdona? ¡Uno! ¡Me rijo por lo que me da la gana! ¡Dos! ¿¿Pero tú qué te crees, que estamos pilotando el Air Force One??
- ¡Ves! Ahí está tu error... Dices "estamos pilotando" y no, te equivocas. Tú ya no pilotas. Tú ya no eres la presi. Ahora el presi soy yo.
O_o´
¿¿Es lógico que me caiga tan horriblemente mal o soy yo la que "se rige equivocadamente" en la vida?? Lo que más me fastidia de todo esto es que aún tengo su puto calcetín del BarÇa. Lo voy a meter en lejía para que se vuelva merengue. ¡Me cagontó lo que se menea!
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