July 31, 2007
Me comenta un amigo lo contento que está con su nuevo móvil de última generación. El último modelo de nokia N95 ofrece, al parecer, un rendimiento óptimo en navegación, elevada calidad de imágenes y vídeos, GPS y muchos accesorios más.


Sin embargo a mí ni el teclado inalámbrico, ni la pasarela de audio me llaman tanto la atención como lo hace una de las opciones de personalización que encuentro rebuscando en los entresijos del teléfono. Por lo visto, puedes programar tu agenda de modo que, cada equis tiempo a tu elección, borre todos los contactos que no hayan sido utilizados en una u otra dirección. Es decir, si de un determinado número no se reciben llamadas o bien, no hay llamadas salientes desde tu dispositivo, se elimina automáticamente de tu agenda.


"Qué horror, Diego" exclamo. Me intereso por el margen de tiempo que ha introducido en su tarjeta SIM. "El predeterminado: tres meses. Suficiente. ¿Por qué te parece horrible? Se me ha quedado la agenda limpia de historias pasadas"


Por eso precisamente, supongo. Por esa obsesión de mirar exclusivamente hacia delante y olvidar todo por lo que hemos pasado, las personas que han sido importantes en nuestras vidas en un momento dado... No sé. Seguramente esté equivocada. Para qué tanta nostalgia.


"¿Y si esa persona no te ha llamado porque tiene problemas? ¿Y si resulta que te busca a los tres meses y tres días pero tú ya no reconoces la llamada? ¿Y si es una opción que cierra puertas? ¿Y si te enterases de que un sistema informático te ha eliminado del móvil de la persona que te importa?"


Diego piensa durante unos segundos. Me observa levantando una ceja. "¿Quieres que te regale otro igual, verdad Tam?"

"Uh..."



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posted by Tamaruca at 9:07 AM | 45 comments
July 27, 2007
Eran más de las diez y media cuando por fin decidieron marcharse del centro comercial. Cargados con bolsas de gran tamaño y muy cansados, bajaron en silencio por las escaleras mecánicas hasta la planta menos tres. Una vez allí les llevó otro cuarto de hora con dosis extra de mal humor ponerse de acuerdo en el número y color de la plaza de aparcamiento.

- Deja que conduzca yo.
- No.
- ¿Por qué?
- Porque no.
- ¡Estoy harta! No me dejas cocinar, no me dejas conducir, no me dejas elegir los cuadros, ¡no me dejas hacer nada! ¡Me siento florero!
- Eres un florero muy bonito.
- ¡Vete a la mierd...!


Él le lanza las llaves a ella y se acomoda en el lugar del copiloto.

- Calcula las distancias, paso de llevarme recuerdos de las columnas, ¿de acuerdo?
- Sísisisis, ¡gracias! -dice ella arrancando el motor emocionada- Relájate y disfruta, no me seas cansino, ¡jajaja!


La furgoneta sale disparada marcha atrás, derriba una fila de carritos metálicos encadenados, se cala y vuelve a salir a toda velocidad, esta vez hacia delante. Él abre mucho los ojos y se pone el cinturón. Ella, aferrada al volante, tiene todos los músculos en tensión y el ceño fruncido.


- Esto... Tam... Tammie... Cielo, ¿no notas nada raro?
- ¡Cállate, estás tratando de ponerme nerviosa!


Sin embargo, ella intuye que algo no está bien... Hay algo extraño en aquel parking... Algo en el rostro de él, su expresión sardónica... Algo en su tono irónico... Es algo... Algo...

- Andrés...
- ¿Sí?
- ¿Por qué las flechas del suelo van todas al revés?
- Las habrán dibujado mal...

- ¡Ups!

- No te preocupes reina, tú a tu ritmo. Tú ya vas bien, es el mundo el que está del revés. Explícaselo a ese señor de uniforme que agita los brazos ahí. Tu teoría del caos, las entropías, la justicia cósmica... Todo eso. Pero explícaselo con gracia porque si no lo entiende, la multa la pagas tú, ¿de acuerdo?

- ¡Glubs!


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posted by Tamaruca at 7:49 PM | 49 comments
July 25, 2007
Querido, no sé qué demonios te ocurre pero estoy muy decepcionada contigo, francamente. Es muy duro que me la vuelvas a jugar continuamente, una y otra vez. Yo te creí, ¿sabes? Confiaba en ti. Te perdono y, ¿cómo me pagas? Comiéndotelas en cuanto me descuido. Intolerable. Y no me digas que tú no has sido porque hoy, querido Capitán, hoy tengo pruebas.



Capitán, by Tamaruca


¡No me mires así, no! ¿Qué parte de "no te comas las putas flores" es la que no entiendes? ¡Qué manía con las putas flores!
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posted by Tamaruca at 11:52 PM | 53 comments
July 24, 2007
Un juez de Murcia otorga la custodia de dos hijas al padre porque la supuesta homosexualidad de la madre les perjudica y "aumenta el riesgo" de que las menores también lo sean, en un auto en el que señala que la mujer "tendrá que elegir entre sus hijas o la nueva pareja".

Agencia EFE. Madrid 2007 (?)


(...)


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posted by Tamaruca at 4:19 PM | 40 comments
July 22, 2007
Eran cerca de las cuatro de la madrugada. Entramos en aquel pub por casualidad. Sonaba una balada de KT Tunstall. Última noche de escapada antes de volver a mi ciudad, la nostalgia me invadía. Me senté en un taburete mientras él se acercaba a la barra y comencé a estudiar el lugar. Decorado como una taberna irlandesa, mucha madera, colores intensos y prácticamente en penumbra, el humo y las dioptrías me regalaron una misteriosa perspectiva de sombras y nebulosas. Una silueta destacaba del resto y me provocaba una sensación extraña, familiar. Pero yo no la distinguía con claridad.

- Te he pedido lo de siempre -dijo Nando sentándose a mi lado con su copa- ¿Te has fijado en el tipo canoso de la barra? Es como si hubiera tenido una alucinación, no deja de observarte desde que hemos entrado.
- ¿Quién? Que bien sin hielo, gracias. No veo ni torta. ¿El alto a la izquierda de la columna?
- Justo.


La curiosidad se apoderó de mí. Ignoré las advertencias de mi amigo acerca de controlar mis impulsos y fingí que iba al aseo para pasar a su lado. Se trataba de un apuesto caballero alto, de cabello gris y ojos verdes, en torno a los cincuenta y que, ciertamente, no cesaba de mirarme con gesto emocionado, como si hubiese visto una aparición.


- Disculpe -exclamó nervioso cuando me tuvo lo suficientemente cerca- Perdón, no quisiera molestarla, es sólo que...
- ¿Sí?
- Eres la hija de Lara ¿verdad?


Me quedé helada. ¿Quién era ese hombre? ¿De qué conocía a mi madre? Instintivamente respondí que no, que se había confundido. Pero enseguida me arrepentí y confesé la verdad. Era el único modo de enterarme de la historia. El caballero sonrió con tanta intensidad que los ojos se le humedecieron. Sacó un pañuelo, se enjugó las lágrimas y comenzó su emotivo relato.

(...)


Me limité a escuchar atónita hasta que, por fin, pude articular palabra.

- La última vez que te vi, antes de que os marcharais a vivir a Zaragoza, tendrías unos cinco añitos y...
- ¡Oh, no lo digas!
- ...parecías un chiquillo...
- ¡Vaya, ya tuviste que decirlo!
- ¡Jajaja! Bueno, has cambiado mucho. Eres idéntica a tu madre, ésto es... es como... retroceder veinticinco años... es... Susana, ésto es tan emocionante para mí...
- Debe serlo, sí...
- Todavía recuerdo los días en que ella te traía a la oficina a hurtadillas y te escondía bajo su escritorio, entre sus piernas. Tú pasabas allí toda la mañana dibujando y leyendo Mafalda, ¿te acuerdas?
- Pues...
- Dios mío, sois iguales, los gestos, la sonrisa, el modo de caminar... mirarte a ti es como verla a ella. Cuéntame, ¿cómo está? ¿Ha cambiado mucho?
- Uh... No, está igual. Tiene un pacto con el demonio que le permite inflarse de coca de nueces sin subir de la talla 36.
- ¡Jajaja! No me extraña, siempre ha sido muy inquieta y trabajadora... Y coqueta... Se casó, ¿verdad? ¿Es feliz? Mi matrimonio no funcionó, yo nunca... yo... En todos estos años he pensado mucho en ella, ¿sabes?
- Pues... -empecé a marearme- Está casada, claro... -¿por qué me costaba tanto aceptar que mi madre era también una mujer?- Voy a tener que irme, he dejado sólo a mi amigo y...
- Tienes razón, lo siento. Te he entretenido mucho, perdona -titubeó unos instantes- ¿Le dirás por favor que...? Bueno, quizá sea mejor que no le digas nada, yo... Éste es mi número de teléfono... por si... no sé, por si necesitaseis algo, yo... No sé si es una buena idea que volvamos a... Bueno, aquí lo tienes, por si...
- Muy bien.
- Haz lo que creas conveniente... Haber hablado contigo ya significa mucho para mi, Susana. De veras, no imaginas cuanto.

(...)




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posted by Tamaruca at 8:28 AM | 49 comments
July 20, 2007
No es fe, es biología.

Los gusanos se transforman en mariposas.




By Cynthia Dunning

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posted by Tamaruca at 10:47 PM | 48 comments
July 19, 2007
Hacía mucho tiempo que no lloraba tanto durante una película.
Hacía mucho tiempo que no lloraba tanto después de haber visto una película.

Hacía mucho tiempo que no comprendía tan bien un personaje como el que interpreta mi admirada Candela Peña: Caye. O Lima, depende del día.







"¿Alguna vez te han ido a buscar al salir del trabajo? Los flores, los bombones... por mi que se los metan por el culo. Para mi el amor es eso. Que te vayan a buscar"

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posted by Tamaruca at 12:50 AM | 44 comments
July 16, 2007
Si representamos en un gráfico la energía potencial respecto del tiempo de un movimiento armónico (por ejemplo un péndulo, o un muelle) se obtienen las famosas curvas de energía potencial. En ellas hay máximos (o puntos de equilibrio inestable) y mínimos (o puntos de equilibrio estable).

Me resulta inevitable relacionar las ciencias, en este caso la física, con las personas. Nosotros estamos sujetos a ciclos igualmente y atravesamos puntos críticos conforme va pasando el tiempo. En los mínimos, la energía es también mínima y se tiende a caer en un equilibrio completamente estable y estático -lo que yo denomino, individuos en "estado balsa de agua"- mientras que en los máximos, la energía y la inestabilidad, son también máximas.

¿Qué ocurre cuando dos personas con sus ciclos energéticos particulares tratan de unirse?

Quizá sea cuestión de armonía. Tal vez quienes residen en puntos de mínima energía lo tengan más fácil, eso sí. Seguro que mucho más que algunos de nosotros, que nos empeñamos en habitar en los máximos energéticos y el resultado es algo así:




By Alfred Baumann




- ¿Y así un año?
- Pues... Ya ves...
...

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posted by Tamaruca at 9:26 PM | 53 comments
July 14, 2007
El sonido del timbre me despertó de un sobresalto. ¿Me había quedado dormida con los zapatos de tacón puestos? ¿Qué hora era? La luz tenue de la ventana no me terminó de aclarar si estaba amaneciendo o anocheciendo. Algo mareada, me acerqué hasta la puerta y miré a través de la mirilla. Mi vecina Ana me sacaba la lengua desde el otro lado. Abrí con un ojo abierto y otro cerrado.

- Mmmnsss...
- Joder qué pintas. Te has dormido sobre el collar de flores y se te han quedado marcadas en la cara, ¡jajaja! ¿No sales, Tam?
- Mmnno... No sé ni qué hora es, estoy cansadísima... Me he tumbado cuando he vuelto de comprar y ya ves...
- Son las diez y media.
- Caray, pues sí que me he dormido, sí... ¿Tú tampoco sales? ¿Has cenado?
- No, ¿y tú?
- Quédate conmigo, que he comprado cosas ricas.
- ¡Vale! Espera que cierro mi casa.

Mientras Ana apagaba las luces de su piso y cerraba la puerta con llave, aproveché para lavarme la cara y ponerme ropa cómoda. Volvió enseguida con una bandeja de cerezas en la mano.

- ¡Ostras qué ricas, Ana! ¿De tu pueblo? ¡Me encantan, gracias!
- Lo sé -dijo guiñándome un ojo-. Por cierto, ¿has visto a Mr. President últimamente?
- No, pero hay una chica pintoresca en su casa esta semana.
- ¿Pintoresca?
- Sí, ¿no la has visto?
- ¡No! ¡Desde mi ventana el ángulo de visión del ala izquierda es más reducido!
- Pues asómate desde mi estudio y la ves, suele arreglarse a estas horas -le explico mientras nos dirigimos a oscuras al privilegiado punto de mira- y le encanta hacerlo con la luz encendida y las persianas subidas.
- Toda una exhibicionista -comenta Ana en voz baja, agachada a mi lado y en penumbra -.
- Y nosotras todas unas voyeur... Nos hemos juntado el hambre con las ganas de comer, pff...

A los pocos segundos de estar agazapadas en esa posición muertas de risa, apareció la inquilina misteriosa de la casa de Mr. President, completamente desnuda y con su sofisticado peinado a lo Cleopatra. Parecía recién salida de la ducha. Eligió uno de sus corsés de cuero negro y embutió con esfuerzo su generosa silueta en él. Buscó un tanga en el armario que apenas ocultaba la tercera parte de su vello púbico, dio de comer a su cobaya y desapareció tranquilamente por el pasillo.

Ana y yo observábamos la escena en silencio. Cuando la vimos alejarse, gateamos en fila india hasta la cocina.


- Joder -exclamó Ana- sí es pintoresca sí.
- Tiene su punto, ¿eh?
- Si te gustan los látigos...

Instintivamente, al escuchar la palabra "látigo" cogí el trapo del fregadero, me remangué el camisón y , a la vez que cantaba, bailé con sumo entusiasmo una improvisada coreografía con espectaculares bamboleos de cadera.





Ana me miraba horrorizada.

- Esto... Tam... ¿Qué cojones estás cantando?
- ¡Dale con el látigo, dale con el látigo, hua!
- Estás fatal...
- Lo siento, lo siento -me disculpé abochornada-. Vivir encima de Roberto, el rey del reguetón me ha hecho mucho daño...


Mi vecina estalló en carcajadas, descolgó el delantal de la pared y, enrollándolo como un látigo, me pidió que le enseñase aquellos "finos y elegantes" pasos de baile.


A veces es más divertido quedarse en casa que salir, ¿eh? ;)

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posted by Tamaruca at 8:52 AM | 56 comments
July 10, 2007
Tras escanear mi bolso y atravesar el arco de control magnético, me condujeron a la sala de espera del organismo oficial. Sabía que iba a ser una pesada mañana de trámites burocráticos así que me armé de paciencia y me senté a leer el periódico.

No habían transcurrido ni cinco minutos cuando comencé a tener una sensación extraña que me distrajo de las noticias. Alguien me estaba mirando. Me puse de pie para recorrer la sala y dejar de pensar en estupideces. No había nadie más allí, era imposible que alguien me estuviese observando. Tal vez alguna cámara oculta de seguridad era lo que percibía. Volví a ocupar mi asiento y extendí de nuevo el periódico. Caramba, exponen pinturas de Tamara de Lempicka en Vigo, lástima no poder ir a...

- ¿Qué lees?

No pude evitar dar un respingo. En el centro de la estancia, una niña (o un niño, no lo tengo muy claro aún) de unos seis años de edad, con un helado de fresa medio derretido en una mano, me miraba muy seria (o serio, no lo tengo muy claro aún) y sin parpadear.

- ¡Qué susto! ¿De dónde has salido tú?
- ¿Qué lees? -repitió sin pestañear ni dejar de mirarme-.
- Pues el periódico -respondí rápidamente al comprobar que la niña misteriosa (o el niño misterioso, no lo tengo muy claro aún) debía ser familia del Principito ya que no renunciaba a una pregunta una vez formulada- Mira, esta pintora se llama como yo, Tamara -me acerqué, hipnotizada por su extraña mirada y francamente intrigada- Y tú, ¿cómo te llamas?
- Leeemm-pii... -dijo mirando la fotografía- Lempi.
- A sus pies, oh, gran maese Lempi -exclamé mientras hacía una reverencia- lady Tamaruca para servirle. ¿Lleva mucho tiempo esperando en este lugar?

La niña (o el niño, no lo tengo muy claro aún) me miró con cara de estupefacción durante unos segundos.

- ¿Quieres helado?
- Uh... -odio el helado derretido y/o babeado, me da pampurrias- gracias Lempi pero mejor no, tengo que hablar ahora con un señor que trabaja aquí y creo que se enfadaría si me pillase comiendo. ¿Tus padres también trabajan aquí?

No se inmutó ante mi pregunta. Siguió observándome absolutamente inmóvil, con sus enormes ojos grises estudiando cada uno de mis gestos.

- ¿Me dejas tus zapatos?
- Bueno, vale -me descalcé y observé divertida como introducía sus piececillos en mis zapatos de tacón- Ahora tienes que caminar con garbo.
- ¿Cómo?
- Así.

Por primera vez desde que había aparecido mostró una leve sonrisa. Comencé a caminar de punta a punta del salón, de puntillas y balanceando exageradamente las caderas. Lempi me seguía, muy pizpireta (o pizpireto, no lo tengo muy claro aún) arrastrando mis zapatos y riendo divertida al fin.

De pronto, la puerta se abrió y un policía uniformado me llamó:

- ¿Srta. Susano? Pase porfav... ¿Pero qué hace descalza?
- Hola, le estaba enseñando a Lempi a caminar con tacones.
- ¿A quién?

La cara de asombro del guardia me hizo sospechar que Lempi era en realidad un niño. Pero no. Nada que ver con prejuicios absurdos. Lo que ocurría es que de nuevo no había nadie. Mis zapatos estaban tirados en el suelo y ni rastro de la niña.

- Había una... aquí... jugando con mis zapatos hace unos segundos, de verdad. Pensé que sería hija de alguno de ustedes, yo...
- Ya. ¿Se encuentra bien, señorita?
- Sisisis, de verdad...

Decidí callarme. Estaba tan confundida que de veras creí que el policía tenía razón y que lo ocurrido en ese lapso de tiempo había sido fruto de mi imaginación. Así lo creí durante todo el día aunque no logré deshacerme de esa extraña sensación de ser observada, ni siquiera cuando conducía. Ni siquiera cuando al llegar a casa y descalzarme, ví una mancha de helado de fresa en mi zapato.



Tamara de Lempicka, portrait.
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posted by Tamaruca at 5:34 PM | 53 comments
July 9, 2007

"No importa si eres hombre o mujer, joven o viejo: todos tenemos un corazón, una mente, un alma. Todos tenemos que despertarnos por la mañana. Todos necesitamos tener a alguien a quien le importemos, que nos haga saber que no pasamos por el mundo como fantasmas, invisibles, sin dejar huella. Todos necesitamos amor, porque sin amor no somos más que extraños en el paraíso"


Terry Moore
Houston, Texas 2005

Strangers in Paradise
Conocí este genial cómic gracias a Pablo
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posted by Tamaruca at 2:27 PM | 41 comments
July 4, 2007

Hay cosas que uno no puede evitar hacer por mucho que pasen los años. Espantar las palomas de la plaza del Pilar, por ejemplo, es una de ellas. Caminar por encima de las rejillas de ventilación del barrio de la Berceloneta, es otra. ¿Debería llevarme una falda de vuelo para pasear este fin de semana por Barcelona?

De nuevo enlazo viaje de trabajo con escapada de fin de semana así que, ¡os cuento el domingo!


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posted by Tamaruca at 12:48 PM | 60 comments
July 2, 2007
Sólo había algo que ella odiara más que ir a la oficina un domingo a última hora de la tarde para resolver algún asunto urgente. Por mucha prisa que se diera, siempre le ganaba la noche. Se asomó por la ventana. Los árboles se agitaban con fuerza, la electricidad se apoderó de un cielo completamente negro y empezó a llover con violencia.

"Lo que faltaba, tormenta de verano"

La luz artificial del despacho parpadeó. Durante unos segundos, todo quedó completamente a oscuras. Un relámpago espeluznante había caído demasiado cerca de allí. Pero ella no escuchó el tronar posterior. Aquel edificio inteligente parecía aislado del mundo exterior, habitado por un silencio estremecedor.

Sólo había algo que ella odiara más que todo eso.

Recogió rápidamente sus cosas y se dirigió temblando hacia el ascensor. Debía disimular su pánico, esconder su terror. Era el único modo de salir de allí.

"Necesito bajar. ¿Me dejarás salir? Por favor, no me hagas daño. Prometo no tocar tu maletín"


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posted by Tamaruca at 8:18 AM | 55 comments