September 30, 2007
Al doctor Lagarto le sorprendió escuchar el timbre de su gabinete a una hora tan temprana. Desde aquel desgraciado accidente en el que Mihai perdiera la vida, el número de pacientes había disminuido considerablemente. Era comprensible. ¿Quién iba a desear ser psicoanalizado por un gafe sobre un diván asesino con cuatro psico-patas?

Mihai, el transportista rumano que traía el nuevo diván, había muerto aplastado tres días antes cuando, él y su fornido compañero Alí, subían el freudiano mueble hasta su consulta.

El doctor se incorporó apresuradamente, escondió el tríptico con forma de genitales en un cajón con forma de nalgas, ajustó el nudo de su corbata y, como se encontraba solo, acudió el mismo a abrir la puerta; su fiel enfermera había renunciado al puesto horas después de la trágica muerte de Mihai.

- ¿Es usted el Dr. Freud? -preguntó la pintoresca joven que se encontraba en el rellano-.
- Lo lamento -respondió él muy serio- el doctor Sigmund Freud falleció hace más de sesenta y ocho años.
- ¡Oh! -exclamó ella ruborizada- Reciba usted mi más sentido pésame. Debe estar destrozado.
- Sesenta y ocho años son bastantes años para superarlo, ¿no cree?
- No.
(...)
- ¿Quién es usted?
- El profesor Lagarto, ¿en qué puedo ayudarla?
- Me llamo Tamaruska Minkoff, ciudadana rumana y viuda de Mihai.
- ¡Oh! -exclamó él abrumado- Reciba usted mi más sentido pésame. Debe estar destrozada.
- Sesenta y ocho horas son bastantes horas para superarlo, ¿no cree?
- Uh...
(...)
- ¿Puede usted ponerme en contacto con mi marido?
- Me temo que no, Sra. Minkoff. Soy doctor en psiquiatría, no medium.
- Y yo doctora en física cuántica y en este país trabajo recogiendo melocotones así que no me venga ahora con lindezas.


El profesor Lagarto observó impertérrito cómo Tamaruska se acomodaba plácidamente en el diván y se engalanaba con una enorme boa de plumas granates. Definitivamente, ese estúpido mueble empezaba a resultarle un fastidio.

- ¿Así está bien, doctor Freud? -preguntó la viuda en un tono sugerente- Hipnotíceme...
- En realidad las prefiero morenas y velludas -respondió el profesor Lagarto resignado mientras hacía oscilar su reloj de bolsillo como si fuese un péndulo- pero bueno, no está del todo mal. Mire aquí, Sra. Minkoff... Siga el movimiento pendular... No pierda de vista el reloj... Voy a contar hasta tres y entonces caerá rendida en un profundo sueño... Allá voy... Uno... Dos...




Con mucho cariño para No Surrender por acordarse de este blog para el Premio Imaginatio.
Los que me conocéis sabéis que es típico en mí saltarme las normas. De hecho, hace ya bastante tiempo que eludo el juego de nombrar cinco blogs favoritos; no podría. Cada uno de vosotros lo es para mí por una razón diferente así que, la clave, en cualquier caso, estaría en deducir cuales son mis razones favoritas ;-)
En este caso es más sencillo así que por una vez, me ceñiré al guión: si estamos hablando de imaginación, estamos hablando de Nanny-Ogg y su Testamento de Miércoles.
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posted by Tamaruca at 12:27 PM | 61 comments
September 27, 2007
Sobre el sofá, la montaña de ropa pendiente de lavado y planchado. Sobre la alfombra, varios pares de zapatos. En medio del salón, descansando sobre la bicicleta estática, la maleta abierta se había convertido en la diversión sin límites del gato; saltaba dentro y fuera con entusiasmo y, de vez en cuando, se escondía en el bolsillo lateral y asomaba su cabecita entre la ropa interior.





Desde mi posición, veía a mi vecina del revés y me divertía. Los pies en el techo y la cabeza colgando mientras dejaba algo en la estantería. En realidad Ana no estaba desafiando la gravedad, era yo la que me encontraba bocabajo: me gusta sentarme del revés en el sillón azul, con las piernas hacia arriba y la cabeza cerca del suelo. Pienso mejor.

- ¿Me das un regaliz? -dijo Ana cuando volvió al salón- Qué alta tienes la música... Estás comiéndote el coco con algo, seguro.
- Ya ves...
- Te devuelvo La conjura de los necios que ya me lo he terminado -comentó Ana a la vez que cogía un puñado de chucherías de mi bolsa-. Tenías razón, es genial. ¿En qué piensas?
- Cosas...
- Te he dejado uno de Bukowski en la mesilla que te gustará -mi vecina se sentó en el suelo, abrió una coronita y me miró con su habitual seriedad-. Qué cosas piensas, di.

- Mmm... ¿Tú crees que alguien como yo sería capaz de vivir en una casa bonita, de estas como de diseño, llevar horarios fijos, adaptarse a una rutina al lado de una persona buena y ordenada... en fin, ese tipo de vida?
- No -respondió tajante-.
- ¿No?
- No -y eructó-. Inviable.
- ¿Inviable?
- Sí. ¿Qué ibas a hacer con tus manías? La bici, música a tope y horas escribiendo, los patines por el parquet, torres de libros, tus bichos, los helados de galleta... Y necesitas demasiado espacio, sólo para guardar tus zapatos un armario entero. Espacio físico y del otro. No sé, eres demasiado a tu bola, tiene que ser alguien tan excéntrico como tú, alguien como Andr...

No terminó la frase. Bebió un sorbo de su botella y se metió de vez tres osos de gominola en la boca.

- Peddona Tam. Me he pazado, do ziento.
- Nah...




Para Carlos, el autor del dibujo.
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posted by Tamaruca at 5:20 PM | 68 comments
September 25, 2007
Porque si hablo de máscaras o de roles que la mayoría adoptamos en función de las circunstancias, sé que me entenderán; si confieso que algunos disfrutamos además mostrando distintas caras del mismo prisma, que nos divierte el desconcierto y la confusión a nuestro alrededor, más de uno se sentirá identificado.

Y tú me preguntas qué hay detrás de las barreras, lo que es verdad o mentira, cual es el porcentaje de realidad y cual el de imaginación. Y no te respondo. Para qué. Sería absurdo. Además no sabría hacerlo. Siempre es incómodo hablar de uno mismo. Conocer a una persona requiere tiempo y dedicación. ¿Estás dispuesto? Claro, dices. Déjame pasar tiempo a tu lado, insistes. Quieres saber dónde acaba el personaje y dónde empieza la mujer, asomarte a las turbulencias, sentir el ritmo acelerado y acariciar la fragilidad.






¿Por qué?
¿Por qué yo?

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posted by Tamaruca at 11:16 AM | 48 comments
September 23, 2007
La reunión de comunidad se intuía divertida. Bueno, eso no era una novedad. Sin embargo esta vez había algo diferente: un enemigo común (el energúmeno que invadió el 2º izquierda de la escalera exterior), y enfrentarse a una fuerza más poderosa, como ustedes saben, une a las personas (o al menos, debería hacerlo). Veamos qué ocurrió.

El lugar era el de siempre, una salita habilitada para nuestras reuniones en la capilla del Perpetuo Socorro. La Sra. Pilar y yo llegamos juntas, Ana charlaba con los eternos tortolitos, Luis y Ángel; el nieto de la Sra. María ojeaba una revista de automóviles que había traído Roberto y el Sr. Ernesto escuchaba paciente la homilía de Flanders.

- ¿Aún no ha llegado Mr. President? -preguntó la Sra. Pilar a los presentes.
- Ahora viene, ha salido a buscar al poli -respondió Luis.
- ¿Va a venir un policía? -pregunté sorprendida-.
- Claro -dijo Ana- uno de los que bailan y se desnudan.



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Luis y la Sra. Pilar estallaron en carcajadas y comenzaron a moverse de un modo sensual ante la mirada horrorizada de Flanders. Roberto cantaba, cómo no. Las risas generales cesaron de golpe cuando escuchamos: "No, yo no bailo. Siéntense, por favor"

Mr. President, con gesto de bochorno, entró en la sala junto al propietario damnificado y el policía antipático. Obedecimos sin rechistar, nos sentamos y prestamos atención a lo que nos relataba aquel tipo uniformado.

"Como ya sabrán, cuando procedimos a desalojar el inmueble, no encontramos ni rastro del individuo que describieron, el supuesto okupa. Sí había restos de comida y desorden que probaban que alguien había estado allí viviendo. Además, al hacer inventario comprobamos que faltaban el televisor, el DVD, algunas lámparas, el microondas y el ordenad..."

- El microondas no funcionaba y el ordenador iba a pedales -apuntó de pronto Roberto dejándonos a todos boquiabiertos-.
- ¿Cómo sabes eso? -exclamó Mr. President-.
- Porque me enrollé un sábado con una de las estudiantes alquiladas este curso y me quedé a desayunar con ellas.
- ¿Con cual de ellas? -pregunté, no sé porqué demonios pregunté, pero pregunté-.
- ¿Qué más da eso? -interrumpió velozmente Ana al ver como Roberto arqueaba una ceja y me miraba fijamente- Nos estamos desviando del tema. Además, algunos pedimos copia de la nueva llave del portal.
- Sí, ya las tengo -dijo Mr. President demostrando su eficiencia-. Luego os las doy pero primero, vamos a dejar de interrumpir al agente, por favor. Dejemos que continúe.

"Gracias. Lo que nos preocupa es saber cómo ha conseguido el juego de llaves. Para eso, nos sería de gran ayuda que nos facilitaran cualquier dato sobre las personas que han estado alquiladas anteriormente. Sus amigos, costumbres, si organizaban fiestas..."

- Las estudiantes eran encantadoras -intervino el Sr. Ernesto-, ¿verdad que sí? Muy responsables y trabajadoras, nada de fiestas. No creo que dejasen entrar desconocidos en casa ni que dejasen las llaves a cualquiera.
- Es verdad -apoyó la Sra. Pilar- muy discretas esas nenas. Y el que estaba alquilado antes, el alto, ese también era muy serio. Con eso de ser deportista famoso, también muy formal.
- El jugador del CAI -agregó Ana ufana-, con ese me lié yo.
- ¡Ese también era un dato innecesario! -gritó Mr. President de repente visiblemente molesto.

A partir de ese momento, todos comenzamos a hablar a la vez, ignoramos al resignado policía y por fin alcanzamos nuestro familiar caos. En medio del murmullo, alcé la voz para tratar de resolver una duda que me estaba carcomiendo desde el principio de la historia:

- ¿El piso está asegurado a todo riesgo, no? -me dirigí hacia el propietario- ¿Cuánto le va a pagar el seguro para resarcirle del robo?

Inmediatamente todos se quedaron callados observando la reacción del dueño.

- Lee usted demasiadas historias de detectives -contestó despectivamente mientras me fulminaba con una mirada gélida-.


- Ahí le ha dolido -me dijo Roberto al oído-, no se porqué me da que, por una vez, tú y yo vamos a estar de acuerdo, rubia.


(...)

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posted by Tamaruca at 9:06 AM | 51 comments
September 19, 2007
Las puertas automáticas se abrieron en el número trece de Lost Street. Un apuesto caballero de ojos verdes y enorme nariz, entró inesperadamente en las oficinas y se dirigió con paso seguro hacia el mostrador de recepción. La señorita que atendía, una joven despeinada y con las gafas sucias, no se percató de su llegada; comía pistachos inmersa en la lectura de El ocho.

- Hola, buenos días -saludó el caballero-.
- Buenas noches -respondió la joven sin apartar la vista del libro-.
- Venía por el anuncio del periódico.
- ¿Cual de ellos? -preguntó ella contrariada.
- ¿Había varios?
- Sí -dijo al fin observando al tipo elegante y preguntándose qué demonios hacía allí alguien como él-. Hay dos puestos vacantes: la Lotería y la Fuerza de voluntad.
- Imposible. Esos llevan artículo "la" y creo que me sentiría más cómodo con un "el" -agregó convencido-, por ejemplo, el Capitán.
- Ese puesto ya está cubierto -informó ella rápidamente- ¡¡bsss bssbssbsss!! ¿Capitaaán? ¡¡Capiii!!





Un gato siamés con la cola retorcida apareció contoneándose y se sentó entre los pies de ella.

- ¿Lo ve? El Capitán es el gato.
- Unos zapatos preciosos -alegó el caballero observando los pies de ella, ignorando al felino y acercándose a la recepcionista-. Unos tobillos preciosos, de hecho -añadió mientras la tomaba por la cintura y la besaba tranquilamente, como si hubiera estado haciéndolo toda su vida-. Señorita, contrólese por favor, qué falta de profesionalidad... Volveré mañana si promete no acosarme.

La señorita reanudó su lectura como si nada mientras miraba disimuladamente cómo aquel tipo extraño trataba de abandonar el edificio, saliendo por la puerta de un armario.

- Por la otra -dijo ella con sorna-. Eso es un...
- Lo sé, lo sé -masculló él-. ¡Qué estupidez!

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posted by Tamaruca at 10:02 AM | 58 comments
September 16, 2007
El día amanece nublado. Una mañana ideal para quedarse pegado a las sábanas. Remolonear es uno de los mayores placeres de la vida, mmm...

¡Riinng! ¡¡Riiinngg!!

Vaya. ¿Quién llamará un domingo tan temprano a casa? Me deslizo de la cama y, descalza, camino perezosa hasta el teléfono.

- ¿Dígame?
- ¿Tam?
- Sí, ¿quién es?
- Hola, buenos días -suena preocupado-, soy el propietario del 2º dcha. de la escalera exterior, acabo de ver el e-mail que me enviasteis el viernes.
- Ahá -se me hace un nudo en el estómago, es una situación algo violenta- bueno, yo... quiero decir, nosotros... en fin, su nuevo inquilino nos está haciendo la vida imposible, para qué le vamos a engañar: grita todas las noches, arroja huevos crudos al patio y roba ropa de los tendedores. Por eso me pidieron que le escribiese a usted informándole... No sé si habrá recibido también la hoja de firmas escaneada; todos los vecinos estamos de acuerdo en hacer algo al respecto y...
- Sí, he recibido todo -responde con voz temblorosa- también las fotografías en las que veo, en mi piso, a un individuo a quien no reconozco.

(...)

Necesito unos segundos para digerir la última frase.


- ¡¿Cómo?!
- Pues eso, que yo no le he alquilado mi piso a nadie. Está previsto que entren las estudiantes en octubre, como todos los años, pero ahora mi casa debería estar vacía. No sé quien es el individuo que aparece que en la foto, ¿lleva mucho tiempo allí? ¿Alguno de vosotros habló con él?


Náuseas, pulso acelerado, nudo en la garganta. No puedo responder. Lo único que se me ocurre es salir corriendo de mi casa y aporrear la puerta de Ana.

¡Pom! ¡Pom! ¡Abre, corre! ¡Pom pom pom!

Mi vecina abre con gesto sorprendido. Lleva una plancha en la mano y una cinta roja en el pelo.

- ¿Qué te pasa? Joder qué susto, ¿estás descalza y en bragas por alguna razón especial?
- ¡Ponte! -y le acerco el auricular a la oreja mientras tiro de ella hacia mi casa.

- ¿Tam, sigues ahí? -pregunta la voz al teléfono.
- No, soy Ana. ¿Quién es?

El propietario explica el problema a mi vecina (que se lo toma aproximadamente tan mal como yo). Ella tiene más datos: presenció la llegada del individuo en cuestión, lo escuchó paciente cuando le explicó la estupidez de la terapia psicológica y, al igual que el resto de la comunidad, ha convivido con él durante la última semana (yo estoy fuera por trabajo, ahora vengo los findes, así que sólo vi al energúmeno en una ocasión).

- No, no ha forzado ninguna puerta -la oigo relatar- tiene llaves del buzón y de todo. (...) No trabaja, al menos no se le han visto horarios fijos de entrada y salida. (...) Moreno, alto, fondón. (...) No, muy aseado. Siempre recién afeitado. Por el día parece un hombre tímido y muy educado, es por la noche que le da la locura. (...) Cuando volvió Tam el viernes le gritó y se calló. Desde entonces no lo hemos vuelto a ver, se escondió y... (...) Muy bien. Aquí estaremos. Gracias a usted.


Mi vecina colgó el teléfono un poco pálida. Me miró todavía más seria que de costumbre.

- Joder...
- ¿¿Qué te ha dicho?? -pregunto histérica.
- Que vienen para aquí. Ha llamado a la policía. Por lo visto necesitan una denuncia y una orden de desalojo. Podría ser un okupa.
- ¿Pero cómo va a ser un okupa? ¡Imposible! Ellos no hacen ruido cuando entran en una casa, además suelen elegir edificios ruinosos en el casco antiguo de las ciudades como centros de reunión, este tío es el antiokupa por definición, este tío es... ¡¿Quién demonios es este tío?! ¡¿Pero a quién demonios le he gritado yo?! ¡¡Socorro!!
- Bueno Tam, no te agobies... Ahora vienen, a ver cómo se soluciona esto...
- ¿Cambiaremos las llaves del portal, verdad? -cada segundo que pasa me agobio un poco más.
- Habrá que hacerlo, sí.
- Vamos a hablar con Mr. President -resuelvo decidida.
- Vale. Pero ponte un pantalón y unas zapatillas anda...


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posted by Tamaruca at 9:15 AM | 53 comments
September 14, 2007
"Os odio, os odio a todos. Vecinos, os odio. Odio esta comunidad de locos. Os odio. A ti, vieja cacatúa. A vosotros, maricones. A ti, zorra. A vosotras, putitas"


- ¿Algo más? -pregunto a mi vecina mientras tecleo estupefacta lo que me dicta.
- No, nada más. Se asoma al patio y monta el pollo. Chilla como un cerdo.
- Qué bruta eres, Ana. Pongamos que eleva el tono de voz, ¿vale?
- No, no. Pon la verdad. Que chilla como un cerd...


¡OS ODIO, VECINOS! ¡OS ODIO A TODOS! ¡A TI POR ZORRA, A TI POR GUARRO, A TI POR GORDA! ¡Y A TI, A TI TAMBIÉN! ¡OS ODIO! ¡ODIO ESTA PUTA CASA DE LOCOS! ¡ODIO ESTA COMUNIDAD DE MIERDA!


- ¡Ostras! ¿Qué ha sido eso? -exclamo atónita.
- El nuevo vecino elevando el tono de voz -responde mi vecina con sorna.
- Chilla como un cerdo. ¿Qué demonios le pasa? ¿Qué le habéis hecho mientras no he estado? ¿Pero estáis todos locos o qué? -me asomo un poco a la ventana para observar al energúmeno.
- Por lo visto está siguiendo una terapia -me explica Ana-, la psicóloga lo obliga a desahogarse y a expulsar la rabia interior.


¡TE ODIO, RUBIA! ¡A TI TAMBIÉN, JA! ¡PRESUMIDA! ¡CHULA! ¡PIJA!


- ¡Te ha visto! -exclama Ana a la vez que se agacha; gatea hasta el interruptor y apaga las luces.
- ¿Eso iba por mí?
- No te quejes, Tam. Yo soy la zorra que es peor. Tam. ¡Tam! -mi vecina sale corriendo detrás de mí- ¡Tam, no! ¡No le digas nada que la liam...!


¡A VER, LISTO! ¡REPITE ESO TAN BONITO QUE ME ESTABAS DICIENDO! ¡Y LUEGO ME DAS EL NOMBRE LA PSICÓLOGA DE LOS HUEVOS QUE TENGO QUE DECIRLE CUATRO COSAS TAMBIÉN! ¡AQUÍ O NOS DESAHOGAMOS TODOS O NINGUNO! ¡¿ESTÁ CLARO?!


- ¿Dónde está? -pregunta Ana en voz baja agazapada tras mis macetas.
- Se ha escondido.
- Qué cobarde.
- Mejor, no tenemos porqué aguantar insultos de nadie en nuestra propia casa. ¡Pues lo que nos faltaba ya! Terapia, hum...
- Se ve luz... -¡Click!
- ¿Qué ruidito has hecho?
- He hecho una foto con el móvil. La adjuntamos al informe que estás redactando. La próxima reunión de comunidad va a ser mortal...
- Eso me temo, hum...


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posted by Tamaruca at 8:24 PM | 43 comments
September 12, 2007
¿Recuerdan ustedes las visitas culturales que organizaban sus colegios? Grupos de niños emocionados descubriendo por dentro una emisora de radio o la fábrica de lacasitos, por ejemplo, la depuradora de agua o la central de energía eléctrica. Dichas visitas se realizan a distintos niveles en función del público: colegios, universidades, profesionales del sector e incluso turistas en algunos casos (me viene a la mente la Fábrica de perlas Majorica en Mallorca).

Durante los años de facultad, dejan de ser una excursión para convertirse en un aprendizaje más profundo, centrado en aspectos técnicos y con miras a un puesto de trabajo interesante. Una vez dentro del mercado laboral, uno nunca debe dejar de aprender así que continúa estudiando nuevas tecnologías y sistemas, acudiendo a charlas y conociendo el esqueleto de las nuevas industrias.

Supongo vendrán a su mente imágenes de alguna de sus visitas; vídeo de presentación, una persona en plantilla haciendo de guía y atendiendo sus dudas... ¿Si? ¿Lo visualizan ya?

Imaginen... Son ustedes ejecutivos o delegados comerciales pertenecientes al sector de las energías renovables. Visitan una enorme fábrica recién construida; en este caso, se trata de una planta de generación de carburante ecológico. Una señorita menuda les recibe; al parecer es ella quien va a guiarles, quien va a explicarles el procesamiento desde que tenemos semillas de girasol hasta que las transformamos en biodiesel y glicerina, mediante una sencilla reacción química denominada transesterificación.

Para entrar en materia, romper el hielo y ubicarse de modo general, lo mejor es un vídeo de presentación en el que, con relajante música de fondo, podrá verse cómo fue construyéndose la planta paso a paso, los paisajes plagados de girasoles que la rodean, etc. La Srta. Susano les invita a acomodarse en una sala de visionado, apaga las luces, baja las persianas, abre su maletín e introduce el DVD en el reproductor...


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Ah pues no. Este no era.


Para Achab.
Supera esto, hermanito.

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posted by Tamaruca at 9:04 AM | 56 comments
September 10, 2007
¿Puedes quedarte con él este fin de semana? -preguntó mi prima. Claro -respondí. ¿Estás segura?- continuó ella con voz preocupada. Me encantan los críos, no puede ser tan horrible. Las claves son: sandwich de jamón y queso -dijo ella- puré de patata y petit suisse de plátano. Genial, ¡gracias!

Y así fue como Rodrigo, un niño de seis años y medio aterrizó en el nº 13 de Lucky Street.

Debería sorprenderle con un regalo -pensé. Me olvidé de comprar pan bimbo pero le traje un libro precioso. Se titula "Gerónimo Stilton en el Reino de la Fantasía" y tiene olores. Sí, olores. Rascas las páginas y puedes descubrir como huelen las hadas, los duendes, las sirenas, los dragones... La gracia está en encontrar aroma embriagador (huélase ninfas danzando) o tufo apestoso (huélase pedo de troll).

El caso es que a mi sobrino le pareció divertidísimo que un libro oliera a pedo. Me dejé engañar cuando me enseñó la página marcada. Huele aquí, Tam, huele, huele; pero respira fuerte -me dijo (apunta maneras de cabroncete, debe ser el aire de mafilia). Fingí que aspiraba con energía el apestoso olor del troll. ¡Cof cof! ¡Puaj, qué mal huele! ¡Me muero intoxicada, puaj! -¿les he dicho que me encanta hacer teatro?. Él reía a carcajadas.

Repitió la operación con la cueva del dragón. ¡Buaah, qué asco! ¡Cof cof! ¿Me has vuelto a engañar? -simulé. Él reía a carcajadas.

De nuevo la misma escena. Esta vez les tocó a los hombres lobo. Empezaba a cansarme toser de mentira. Él reía a carcajadas.

Cuando se acabaron todos los malos olores, Rodrigo volvió al inicio del libro y trató de engañarme por octava vez con el aroma del fango. Comencé a preocuparme. Mientras que sus carcajadas no perdían ni un grado en la escala de intensidad, yo estaba más aburrida que un bivalvo. Era como vivir en una realidad paralela de risas continuas y aplausos, de ojos brillantes observando atentos, despiertos, traspasándote.

Y empecé a plantearme si de verdad mi sobrino era un niño o no. Hum. Lo más probable es que fuera un androide perfecto, como David en "Inteligencia Artificial"


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posted by Tamaruca at 8:01 AM | 52 comments
September 7, 2007
Son las 8:00 de la mañana. Llego puntual a la plaza. Me entretengo asustando palomas. Una manía como otra cualquiera. Transcurren más de cinco minutos y nadie aparece. Empiezo a pensar que ha sido mala idea citarme con un desconocido para desayunar, por muy bonita que tenga la voz. Camino hacia el quiosco y leo las portadas de los periódicos. Encuestas otorgan mayoría a la retirada de tropas en Irak. Más muertos en patera al sur de Canarias. Leonor no llora en su primer día de cole. Suena mi móvil.


- ¿Te has rajado?
- He llegado puntualísima, el que no ha venido eres tú.
- Llevo un cuarto de hora esperándote, observando a todas las personas de la plaza y no estás, mentirosa.
- ¿Cómo que no?
- Veo una pareja de ancianos, una mujer con un carrito de bebé, un chico comiéndose un bocata al lado de su bici, un matrimonio entrando a un coche, una rubia de pelo rizado comprando el periódic...
- ¡Esa! ¡Esa soy yo!

- (...)
- ¿Estás ahí?
- ¿Una rubia de vestido negro?
- ¡Sí! ¡Ven!

- (...)
- Me tomas el pelo, ¿no?
- ¡Que no! ¡Ven!
- A ver, levanta los brazos y saluda.
- ¡Jajaja, ni de coña! ¿Dónde estás?

- A un minuto de ti, voy detrás de ti.

- A un minuto de ti, te seguiré...
¡Llegaré! ¡Solo hasta el lugar!
¡Nada más! ¿Qué puedo perder?

- ¿Qué cantas? Estás loca.
- No demasiado, ¿y tú?



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posted by Tamaruca at 10:46 AM | 60 comments
September 5, 2007
He traído música -dijo él-, música que seguro te gustará, música para domesticar fieras; si eres buena, te la regalaré. Qué creído -pensó ella-. Soy muy rara para la música; o me encanta o me molesta -respondió altiva. Eres rara para todo -afirmó rotundamente él.

Ante semejante respuesta, sólo tuvo la opción de ser mala. Muy mala.
Ante semejante actitud, sólo tuvo la opción de ser bueno. Muy bueno.

Y le presentó al genial Jack Johnson.




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posted by Tamaruca at 7:50 PM | 36 comments
September 3, 2007
Las noches de insomnio son interminables. Cerca de las cuatro de la madrugada y todavía no he logrado conciliar el sueño. Me acerco a oscuras hasta el salón y busco a tientas el teléfono. Desde la penumbra, marco el número de mi hermana y me tumbo en el sofá con los ojos cerrados. Un tono. Dos tonos. Debería estar despierta estudiando. Tres tonos. Como me duelen los ojos. Cuatro tonos. Cinco tonos. Es raro que deje sonar tant... "¿Quién es?" Silencio. "¿Quién llama?" Más silencio."Lo siento, me he equivocado" respondo tímidamente. Me pilla desprevenida una voz masculina de semejante tesitura. La voz no parece enojada. Me responde con una tranquilidad que desarma. "La próxima vez que me despiertes a las cuatro de la mañana, que sea porque estás en mi cama"

Cuelgo asustada. ¿A quién demonios he llamado? Qué prepotencia. Se va a enterar. Rellamada. Un tono. Dos tonos. Responde. "¿Por qué me has colgado?" Silencio. "¿Por qué me vuelves a llamar?" Vuelvo a colgar.

Genial. La próxima vez, listilla, mejor te preparas una táctica antes, ¿si? Mejor. ¡No! ¿Qué ocurre? Un timbre. El teléfono está sonando. Dos timbres. Número oculto. ¿Contesto? Tres timbres. No lo cojas. Te he dicho mil veces que huyas de este tipo de situaciones extrañas. Mil veces. Millones de veces. Tienes razón. Millones de veces.

Descuelgo y permanezco en silencio. "¿Por qué me has vuelto a colgar?" Silencio. "¿Estás loca?" La voz suena estupefacta. "No demasiado, ¿y tú?" Me dice que dentro del margen de lo legal. Intuye que menos loco que yo. Descubro que no le gustan los guisantes. Que no padece insomnio. Que vive sólo. Que se sabe la canción que estoy escuchando con la guitarra. Que adora la montaña. "¿Por qué llamas a esta ciudad?" me pregunta. "Ahí está mi casa" aunque ahora viva en un prefijo diferente. "¿Cuando vuelves a casa?" Vuelvo casi todos los fines de semana. "¿Este también?" Claro. "Te llamaré"


Mil y una veces. Millones de veces.
¿Estoy loca? No demasiado, ¿y tú?


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posted by Tamaruca at 5:56 PM | 72 comments