April 30, 2008
Andaba ella debatiéndose entre el alcoholismo o el suicidio cuando, en lo alto de una montaña de facturas, una revista arrugada de vivos colores llamó su atención. Stolmen. Pax Fevik. Hopen Komplement, leyó. Bingo. Ikea era la solución a todos sus problemas. Excitada, abandonó rápidamente su "puf para meditar" y buscó a su compañero en la otra habitación.
- ¡Jorge!
- ¿Sí?
- ¡Vamos a comprarnos un armario pax dramen hemnes leksvik aneboda, hopen!
- ¿Ah, sí?
- ¡Sí!
Así, contentos y llenos de ilusión, se dirigieron en su viejo cochecito de rallies al centro comercial en busca del armario gigante y barato que anhelaban.
Los muebles más económicos eran en realidad pequeños y frágiles. No se parecían demasiado a las fotos del catálogo pero bueno, eso ellos ya lo esperaban. También comprobaron que el precio era inversamente proporcional al porcentaje de polímero en la composición; es decir, cuanto más caro, menos plástico. Lógico. Como también es de lógica matemática el hecho de que, cuantos más complementos eligieras, más caro se tornase el conjunto.
Debían gastar lo mínimo posible. Adquirir sólo lo imprescindible. Madurez y sensatez eran sus segundos nombres.
Al final eligieron un armario con muy poco plástico pero muchos cajones, baldas, zapateros, cajitas de colores, perchas efecto abedul, una cubitera con forma de corazón, una maceta de barro para el rosal, un cuadro de Audrey Hepburn, un molde para bizcochos, un juego de copas de cocktail, un par de estores para la oficina, un...
Tres carros.
Tres carros de tropecientos kilos cada uno.
Tropecientos por tres, tres mil tropecientos kilos, respectivamente.
Se alegró la arruinada pareja mientras empujaban la carga hacia el garaje de que el menú hubiera consistido en migas aragonesas más quince albóndigas más patatas fritas más macedonia de frutas más tarta de chocolate. ¿Quién dijo operación bikini?
Ahora ya sólo faltaba lo más sencillo. Cargar todo aquello (4 cajas de 2'40m x 50cm inclusive) en un Lancia viejo, sin baca, ni carro, ni me lo robaron.
- No cabe- dijo él sudoroso.
- Pues tiene que caber- respondió ella meditando acerca de la importancia del contexto en toda conversación.
- Imposible. Tendremos que atarlo al techo del auto, aunque esté prohibido -añadió Jorge poseído por el espíritu de Mac Gyver con una cuerda verde de tender en la mano.
- ¿Prohibido? ¿Prohibido de multa y puntos? ¿Prohibido de ilegal?
- Prohibidísimo -sentenció Jorge-. Reza para que no nos crucemos ningún agente en el trayecto.
Y ella comenzó a rezar.
O algo similar.
Pero...
¿Lograron llegar Tamaruca y Jorge a su destino sin contratiempos? ¿Se desarrolló tan temible cruzada sin bajas materiales y/o personales?
Continuará...
- ¡Jorge!
- ¿Sí?
- ¡Vamos a comprarnos un armario pax dramen hemnes leksvik aneboda, hopen!
- ¿Ah, sí?
- ¡Sí!
Así, contentos y llenos de ilusión, se dirigieron en su viejo cochecito de rallies al centro comercial en busca del armario gigante y barato que anhelaban.
Los muebles más económicos eran en realidad pequeños y frágiles. No se parecían demasiado a las fotos del catálogo pero bueno, eso ellos ya lo esperaban. También comprobaron que el precio era inversamente proporcional al porcentaje de polímero en la composición; es decir, cuanto más caro, menos plástico. Lógico. Como también es de lógica matemática el hecho de que, cuantos más complementos eligieras, más caro se tornase el conjunto.
Debían gastar lo mínimo posible. Adquirir sólo lo imprescindible. Madurez y sensatez eran sus segundos nombres.
Al final eligieron un armario con muy poco plástico pero muchos cajones, baldas, zapateros, cajitas de colores, perchas efecto abedul, una cubitera con forma de corazón, una maceta de barro para el rosal, un cuadro de Audrey Hepburn, un molde para bizcochos, un juego de copas de cocktail, un par de estores para la oficina, un...
Tres carros.
Tres carros de tropecientos kilos cada uno.
Tropecientos por tres, tres mil tropecientos kilos, respectivamente.
Se alegró la arruinada pareja mientras empujaban la carga hacia el garaje de que el menú hubiera consistido en migas aragonesas más quince albóndigas más patatas fritas más macedonia de frutas más tarta de chocolate. ¿Quién dijo operación bikini?
Ahora ya sólo faltaba lo más sencillo. Cargar todo aquello (4 cajas de 2'40m x 50cm inclusive) en un Lancia viejo, sin baca, ni carro, ni me lo robaron.
- No cabe- dijo él sudoroso.
- Pues tiene que caber- respondió ella meditando acerca de la importancia del contexto en toda conversación.
- Imposible. Tendremos que atarlo al techo del auto, aunque esté prohibido -añadió Jorge poseído por el espíritu de Mac Gyver con una cuerda verde de tender en la mano.
- ¿Prohibido? ¿Prohibido de multa y puntos? ¿Prohibido de ilegal?
- Prohibidísimo -sentenció Jorge-. Reza para que no nos crucemos ningún agente en el trayecto.
Y ella comenzó a rezar.
O algo similar.
Pero...
¿Lograron llegar Tamaruca y Jorge a su destino sin contratiempos? ¿Se desarrolló tan temible cruzada sin bajas materiales y/o personales?
Continuará...
Labels: With him
posted by Tamaruca at 12:30 PM |
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