October 5, 2009
Despegué con cuidado el post-it de la página ciento cuarenta y nueve y volví a colocarlo con cuidado en la parte superior de la doscientos trece. Pasé el dedo sobre la firma plasmada en el pequeño adhesivo amarillo. Cerré el libro y acaricié las tapas. El silencio era absoluto. Ni siquiera Jorge, que había vuelto a zambullirse en la piscina, emitía el menor sonido al nadar.
Busqué a mi perro con la mirada. Sonreí al ver cómo Deisy trataba en vano de retratarlo. Es complicado obtener una foto nítida de un cocker, créanme. Volví a tumbarme bajo la sombrilla y observé el cielo con detenimiento. El azul tornaba de celeste a lavanda suavemente. Ni una sola nube. Nada. Sólo azul. Sólo silencio. Sólo la brisa.
Comencé entonces a sentir remordimientos por estar ahí, tumbada sobre las baldosas de aquella piscina, por haber ignorado el cartel "propiedad privada", por estar mirando al espacio sin hacer nada y por no escribir. Sobre todo por eso. Por no escribir.
- He muerto -dije. Pero nadie se inmutó. Tan sólo Sirius Black, mi perro, negro como el tizón, meneó el rabo al escuchar mi voz.
"He muerto" pensé. "No tengo nada sobre lo que escribir" me justifiqué. Aunque en el fondo no estaba segura de si era "nada" o de si era "demasiado". Sí. Era eso. Demasiado. Y eso era peor. Demasiado para mí. Demasiado para alguien que nunca ha sido buena con las palabras. Demasiado para quien no sabe expresar ni cómo se siente.
Una melodía alegre comenzó a sonar de repente entre las raquetas de pádel. Deisy se apresuró hacia allí, en busca de su teléfono. "Sí, dígame. (...) Sí soy yo, llamé para dar parte porque tengo un problema de cabras. (...) Sí, eso es. (...) No, estoy segura. No son gatos, no. Son cabras salvajes las que se comen las flores de mi jardín. (...) ¿Un informe por escrito? (...) Ahám. (...) ¿El presupuesto también? (...) Ah, claro. (...) Bueno, vale (...) Sí, sí. Gracias. Adiós"
- ¿Las cabras saltan a tu casa? -preguntó Jorge boquiabierto una vez ella hubo colgado.
- ¡Ya ves! ¡Cada noche desde hace un mes! ¡Y se comen todas las flores y escarban el picón! ¡Estoy más harta de las jodías cabras! Y encima los del seguro me piden que escriba un "informe completo del suceso" y que les envíe presupuesto de la verja que he solicitado. ¡Pues anda que no me hacen trabajar, para una jodía verja!
- ¡Qué bueno, jaja! -a Jorge siempre le resultan muy divertidas las trastadas con un toque surrealista-. No te preocupes, seguro que Tam te escribe el informe en un momento, ¿verdad?
- Se me ha ocurrido algo más efectivo... ¿Puedo ir esta noche a dormir a tu casa?
¿Continuará?
Labels: Beverly Hills, Just Tam
posted by Tamaruca at 2:57 PM |
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